De raza le viene al galgo, el ser rabilargo.
Existe en Castellón una guardería infantil de caracter social,cuya finalidad es recibir a niños y niñas de madres trabajadoras que cuentan con "muy pocos" recursos económicos, y permanecen allí hasta los tres años que comienza la edad escolar.
Debido a la gran cantidad de inmigrantes que van llegando y dado que el nivel de vida de nuestra ciudad es bastante elevado, hace que la mayoría, por no decir la totalidad de los niños sean hijos de inmigrantes.
Amparo, persona que está al frente de ella, me comentaba, sin quejas ni reproches, solamente con esa ilusión que pone en todo lo que hace, que el mayor problema con que se enfrentan es la rebeldia de los niños, cosa propia de esa edad, que no les obedecen e incluso les insultan.
Como caso simpático nos contaba lo siguiente:
Tienen un gitanito muy pequeño, sabemos que a los tres años suelen ya escolarizarse, y se les negaba rotundamente a comer, beber, y tantas otras cosas que debía de hacer.
Habían probado todas las estratagemas posibles para convencerle, pero ni por esas. Hasta que
un día se le ocurrió a una de las monitoras la idea de cantarle "Buleria, bulería", a lo que el gitanito saltó como un resorte, y se lanzó a bailar, para a continuación, comer, beber, y demás.
A ésto recurren cada vez que el niño se resiste, obteniendo siempre magníficos resultados.
Debido a la gran cantidad de inmigrantes que van llegando y dado que el nivel de vida de nuestra ciudad es bastante elevado, hace que la mayoría, por no decir la totalidad de los niños sean hijos de inmigrantes.
Amparo, persona que está al frente de ella, me comentaba, sin quejas ni reproches, solamente con esa ilusión que pone en todo lo que hace, que el mayor problema con que se enfrentan es la rebeldia de los niños, cosa propia de esa edad, que no les obedecen e incluso les insultan.
Como caso simpático nos contaba lo siguiente:
Tienen un gitanito muy pequeño, sabemos que a los tres años suelen ya escolarizarse, y se les negaba rotundamente a comer, beber, y tantas otras cosas que debía de hacer.
Habían probado todas las estratagemas posibles para convencerle, pero ni por esas. Hasta que
un día se le ocurrió a una de las monitoras la idea de cantarle "Buleria, bulería", a lo que el gitanito saltó como un resorte, y se lanzó a bailar, para a continuación, comer, beber, y demás.
A ésto recurren cada vez que el niño se resiste, obteniendo siempre magníficos resultados.
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